viernes, 15 de junio de 2007

Balance: Pablo Prigioni

Pablo Prigioni ha logrado imponer su criterio. Como siempre. Desde qué comenzó la temporada el base de Río Tercero ha ido creciendo dentro del organigrama del equipo baskonista hasta convertirse en pieza fundamental y complicar una decisión sobre su futuro baskonista.

Final de verano de 2006. Pablo Prigioni conoció a su nuevo oponente por los minutos al frente de la dirección del Tau Cerámica. Se trataba de toda una estrella europea que había chupado banquillo en los Nets de New Jersey: Zoran Planinic. Prigioni sacó su orgullo. La temporada pasada no había tenido competencia con otro croata en el puesto de base: Roko Leni Ukic . Ukic demostró durante todo el año ser un joven, testarudo, poco amigo de las recomendaciones y un jugador individualista con el que Pablo pudo en todo momento a pesar del 'citomegalovirus'. Planinic por contra era un hueso más duro de roer. Zoran es un base alto, con buen dominio de balón, clase por arrobas pero sin toque de muñeca.

Pablo se dijo a sí mismo que podía sobrevivir al boato de la estrella. Había sido MVP de la Copa, mejor base de la liga ACB e integrante del segundo mejor quinteto de la Euroliga. El croata llevaba dos años sin competir. La primera decepción llegó en la pretemporada. El técnico, de la misma nacionalidad, le desacreditó delante de los compañeros. Sería el segundo base del equipo. Pablo es una de las voces con autoridad del vestuario y ni siquiera el entrenador había dejado que la cancha decidiera la jerarquía de la dirección. Su caracter le volvío a jugar una mala pasada. Allí mismo discutió con su entrenador y decidió que seguirían caminos separados. En ese momento tomó otra decisión: con respecto a Zoran dejaría que la temporada decidiera si le iba a quitar el puesto de base titular.

Y comenzó de suplente y el equipo ganaba. No hubo casi pretemporada y se tuvo que hilar el equipo en los partidos oficiales. En la Supercopa dio la primera lección. Pablo fue uno de los mejores. Según fue avanzando la temporada Pablo se encontró con que Planinic se lesionaba con relativa facilidad y que Perasovic fue reculando de su planteamiento inicial. Pablo volvió poco a poco y desde dentro a imponer su ritmo.

¿Qué música se pone en el vestuario? La que diga Pablo. ¿Qué jugada se hace en un determinado momento? La que diga Pablo. ¿A quién acudo cuando tengo un problema con el equipo?.A Pablo. Además Pablo tiene mucha influencia sobre el jefe del vestuario que por juego y veteranía es Luis Scola. Pablo se lleva a los nuevos: Rakocevic, House, Teletovic e incluso Planinic. Zoran es muy frío. No es como Pablo. Ni siquiera como Erdogan. Sabe de la experiencia de Pablo y se deja aconsejar. Para la Copa Pablo ya era el director de la orquesta.

A pesar de todos los cambios el equipo volvía a jugar de la misma manera. El juego Pablo-Luis es tan previsible como imparable. Pararles sólo está al alcance de los grandísimos defensores. Sin embargo casi todos los sistemas, a los que Pablo se aplica, eran o los rompían los exteriores. El equipo estaba desequilibrado. Sólo Luis parecía este año comprender a Pablo. Tiago estaba sorprendentemente débil, Peker tenía manos blandas y ver a Teletovic en la pintura suponía un espejismo. Rako , House y Erdogan las enchufaban así que junto con Luis ellos eran los jugadores a alimentar. Sin embargo al ausencia de pases inferiores le quitaron de lo alto de la clasificación de asistencias. En defensa los árbitros ACB dejaban golpear levemente a los defendidos para desesperarles y robar balones y podía protestar alguna acción. En lo personal estaba siendo una temporada tan buena como la anterior. Además después de dos años con problemas físicos estos ya eran historia.

En Europa junto con Planinic había otros bases con los que competir: Diamantidis con su altura, sus brazos interminables y su agresividad casi desmedida. Papaloukas con su 'manía' de hacer lo correcto en el momento exacto para ganar los partidos. Bynum del Maccabi pequeño, rápido, saltarín, intermitente y que a punto estuvo de ser su compañero. Los otros grandes oponentes son de acb: Lakovic, Sánchez o López estaban demasiado intermitentes. Bynum se cayó del podio y Pablo se disputó con Diamantidis y Papaloukas el puesto de mejor base de Europa. Se quedó fuera de los primeros premios pero volvió a estar en el segundo quinteto de la Euroliga y en el primero de la liga ACB.

Perasovic se fue y llegaron Lezkano y Maljkovic. No cambiaron los roles. Pablo seguía siendo el base titular. Mejor incluso con el de Otacec. A Malkjovic le gusta jugar con el freno echado y el juego ordenado. Obradovic sabedor de los roles logró desarticular al propio Pablo y Scola. El eje se descompuso justo cuando los tiradores no atinaron. Mazazo que deja al equipo 'groggy'.

Pablo empieza a estar cansado. El segundo base tampoco ha ayudado mucho este año. Maljkovic conocedor de este extremo utiliza contra al Málaga de titular a Planinic algo que repite contra el Barça. Pero Pablo desde el banquillo no es útil. No se siente útil. Su orgullo y su carácter le pueden en muchos momentos. Hay veces que es lo único que tira de él.

Aún le resta un año. Su personalidad y su juego condiciona al del equipo. Es lo que hacen los grandes bases. De estos hay pocos y a pesar de que el equipo jugará igual el año que viene Pablo es uno de los mejores, es uno de los veteranos y es muy difícil encontrarle sustituto. Pablo a pesar de su orgullo necesita ya ayuda a su lado.

miércoles, 13 de junio de 2007

Sindromes

Existe un gran serie de televisión, 'House' en la que a pesar de que cada capítulo repita un patrón tiene un enorme éxito. La serie las siguen millones de personas dado quizá a la caracterización de los personajes más que la trama en sí. En la NBa otra serie Los Soprano se mezcla con el basket. En la ACB lo sucedido en la temporada baskonista es sin duda de guíon de House de estos de dos capítulos con hospitalización incluída.


En cada una de los capítulos de House aparece un enfermo que tiene algo, no se sabe muy bien qué, pero que no parece muy importante.

El Baskonia comenzaba su temporada después de perder dos finales de la liga acb, una en el ultimo suspiro y otra de manera clara. En su haber dos finales a cuatro con un 2º y 3er puesto respectivamente y una copa del Rey. Algo tocado pero nada grave.

El paciente que se gasta una pasta en ir a la clínica de House (el gordo ese desangra la cartera de sus clientes) acude a por un diagnóstico. Allí le dicen que se vaya para casa que no tiene nada grave. No obstante le somenten a un tercer grado y descubren que el paciente le pasa algo más. No ha dicho que padece un síntoma que puede resultar clave en el diagnóstico.

La temporada comienza con una dilación en la ratificación de Velimir Perasovic como técnico baskonista. No parece nada grave pero es un síntoma de lo que ocurriría al final de la misma. El equipo se organiza gastándose un pastón y eso no garantiza ahora los éxitos.

En el tratamiento, el paciente parece mejorar y los médicos dan por bueno el primer diagnóstico. todo va bien hasta que llega un momento en el que el enfermo empeora mucho y muy rápido sin razón aparente.

No hay pretemporada por los compromisos internacionales pero se gana la supercopa. Albricias. El equipo comienza a ganar en la liga regular. Bueno parece que el diagnóstico era el buenos. Todo hasta que llega la copa del rey. De repente unos días antes el equipo despierta dudas y cae en las semifinales ante el Real Madrid. Velimir Perasovic sufre un ataque al corazón. El enfermo empeora ostensiblemente.

Como es un programa de dos capítulos el equipo de House ve claro que hay que cambiar de tratamiento porque se trata de una variación de la enfermedad dignosticada inicialmente. House mosca acepta (sino se le muere el paciente) pero en su interior sabe que hay algo más. El enfermo mejora un poco pero vuelve a caer y empeora hasta casi la muerte.Fin del primer capítulo

El Baskonia trae a Boza Maljkovic que inicialmente parece mejorar al equipo pero que no es la medicina adecuada para una enfermedad que ha ido avanzando. No hay química en la cancha, el equipo está desequilibrado, las apuestas (Planinic, Peker, Teletovic) no han resultado, la lesiones se han cebado, tres entrenadores y todo esto ha afectado al vestuario una bomba de relojería en als últimas fechas. El Pabellón, la afición se echa encima. Fin del primer capítulo.

No se que ocurrirá en el segundo capítulo pero urge un ENTRENADOR



lunes, 11 de junio de 2007

Lo perdido en el camino. ¡Arriba el pabellón!

Llegados a este punto e independientemente del resultado del quinto partido hay que hacer una reflexión sobre el entorno baskonista. De un tiempo a esta parte lo que rodea al equipo ha enmohecido hasta alcanzar un olor rancio. Ese tufillo ha ido impregnando la ropa de casi todos los aficionados, y como si del libro de Patrik Süskind (el perfume) se tratase, ha ido variando nuestro comportamiento a peor.

Es cierto que desde hace bastantes temporadas no se ha acertado con el hombre interior que complemente a Scola. Lejos ya en mi memoria quedan aquel terceto Scola, Fabri y Tomasevic del 2002 sublime. A partir de aquí, son sólo cuatro pero parecen una ristra, centers y centers fallidos: Griffith, Betts, Drobnjak, Peker además de la irregularidad del todavía joven Splitter. Esta serie de fallos ha hecho mella en la afición muy exigente con esa parte del juego (normal se ha comido jabugo en abundancia acampados en la pintura). Además en las últimas fechas estás críticas se han extendido a otros puestos. Eso se nota en el ambiente del Buesa.


Es cierto que desde hace dos temporadas no se ha acertado tampoco con la figura del entrenador. La llegada de Pedro Martínez, Velimir Perasovic y Bozidar Maljkovic, con la interinidad de Natxo Lezkano, en sólo dos años no ha hecho más que acrecentar ese ambiente de duda en el pabellón. Lo que antes era aforismo, ley o axioma (llámenlo como quieran) se ha convertido en duda, debate o 'apesares'. Se duda del entrenador y de sus decisiones. Lo malo no es eso, que siempre ha ocurrido, sino que ahora se hace de manera mayoritaria y sin que termine la temporada. Eso se nota en el ambiente del Buesa.

¿En qué se nota?. En la presión al rival. No me equivoco si afirmo que el Buesa Arena no presiona como antes. Las dudas que se ciernen principalmente sobre los técnicos y secundariamente sobre algunos jugadores hacen que el desánimo y con él, el ruido, los gritos, la pasión y la cancha caliente haya disminuido. El Palau estuvo tremendo animando a los suyos pero si el equipo del Barça es más caro su afición, en comparación a la baskonista, no llega ni para comprar el pan.

Contra la historia, el martes más que nunca: ¡Arriba el pabellón!