Es una reflexión, quizá un tanto alocada y simplista, que me surge siempre y cuando veo el nombre, casi siempre impronunciable y siempre ilegible, de un equipo ruso que se hace con un fichaje sonado. En lo que llevamos de zoco veraniego son los equipos adinerados equipos rusos los que han dado la campanada en más ocasiones. Tres de ellos el Khimki, el Dynamo y el Trumph se lo están poniendo muy difícil a la Euroliga. Tan difícil que la ACB puede en su día se puede beneficiar del ilimitado, parece, dinero ruso.
Cada día salta una noticia desde la parte más oriental de Europa. Un rumor, un interés, un fichaje… El país que más ricos acumula por metro cuadrado esta ‘invirtiendo’ y mucho en baloncesto. Tanto es así que aprovechando la diferencia euro – dólar están consiguiendo arrancar jugadores a la NBA y lo que es más sorprendente aún, se los quitan al Olympiacos del Pireo. La duda que nos queda es la de si estos ricos rusos van a aguantar el tirón y si entre sus objetivos a medio plazo está seguir alimentando económicamente el baloncesto en un futuro. Lo que tengo claro es que están presionando y mucho a la Euroliga dado que lo que los jugadores prefieren no es la calidad de la liga sino el dinero contante y sonante.
De primeras lo que han conseguido los equipos rusos es convertir su campeonato en la tercera o cuarta liga europea, tras la ACB, la LEGA y quizá la liga griega. Antes, por encima de la rusa, se encontraban las ligas francesa y turca. Y es que sólo hay que echar un vistazo a las plantillas que allí se están planificando. El Khimki parece que se va a llevar a Garbajosa pero ya tiene firmados a Burke, Ranniko y Lampe del año pasado y este ha fichado a Moiso, Milt Palacio y Carlos Delfino. Son siete jugadores que cualquier equipo de Euroliga tendría en sus filas. En el Dynamo de Moscú que entrena David Blatt hasta el momento forman parte de la plantilla Hansen, Javtokas, Domercant, D. Lavrinovic, Hansen, Price, Monya y ahora Nachbar. Otros ocho jugadores Euroliga sin duda alguna. En un tercer nivel se sitúa el Triumph que ha fichado a Slokar, Tunceri, Goree y Askrabic. Sumamos otros cuatro más a los que ya teníamos junto con los otros once que conforman el CSKA. En total son treinta y un jugadores de Euroliga, de gran nivel, los que ahora juegan en Rusia pero veinte de ellos no lo hacen en la Euroliga. Los jugadores han dejado claro claro que no miran la competición porque estos equipos rusos no juegan la Euroliga. Sólo miran el dinero y es por ello que viajan a la NBA porque si logran renovar su primer contrato (ahora menos lucrativo) no hay equipo en Europa (con diferencia de cambio o no) que puede igualar el poderío económico americano. Ejemplos podemos hablar de las renovaciones de Calderón, Gasol, Nowitzky, Ming, Nocioni o Ginobili entre otros.
Si al Euroliga apuesta por reforzar a los equipos que últimamente han sobresalido para que tengan una mayor estabilidad y así conseguir una competición más fuerte ¿Debe la Euroliga y los aficionados que acuden a los pabellones perderse a jugadores como Garbajosa, Delfino, Lampe, Palacio, Lavrinovic, Price, Nachbar o Slokar? ¿No están los rusos ahora mismo cambiando el panorama baloncestístico de Europa? Con estos cambios y estos fichajes ¿sería conveniente rediseñar el reparto de plazas y licencias?
No me gustaría crean un monopolio pero dadas las circunstancias aún me pregunto porque a la liga francesa se le dan dos plazas de Euroliga y a la italiana cuatro mientras que a Rusia y a Lituania sólo se les da una. Los equipos rusos van a hacer presión ante la Euroliga para cambiar el próximo concierto baloncestístico europeo y de eso se podría aprovechar la ACB. Aunque antes debería saber con qué se conformaría ¿Cinco plazas, (3+2) quizá?
Hay que reconocer que en el capítulo institucional Josean Querejeta siempre se ha sabido mover con soltura. Aprovecha cualquier hueco para hacer un tiro o un pase que su equipos acaba anotando. Es la coyuntura lo que ahora el máximo dirigente baskonista está aprovechando de manera muy inteligente. Aunque en mi ánimo no está la intención de meterme en jardines (probablemente lo haré) veo en el entorno de la ciudad muchos movimientos, proyectos, ideas, globos sondas, intenciones e improntas que los políticos quieren aprovechar en su favor. Sin entrar a valorar si todos estas ideas son buenas o malas (auditorio, cubiertas de calles, parkings céntricos…) todas ellas tienen un epicentro común como es el Ayuntamiento. El revuelo que han levantado estas ocurrencias han ensombrecido demasiado las intenciones del otro órgano de gobierno. La Diputación Foral de Álava, ante la avalancha de intenciones e improntas que nacen desde el consistorio, aparece ente la opinión pública como aquel sirviente que enterró su moneda en la parábola de los talentos.
Entiendo que existe también una intención por sobresalir o al menos estar presente en los actos importantes de la sociedad alavesa por parte de ambos equipos de gobierno. No es extraño que Alcalde y Diputado General parezcan siameses unidos por el hombro en los actos más significativos de la ciudad y de la provincia, algo que por otra parte puede entenderse como normal dado que son dos equipos recién llegados al gobierno de las respectivas instituciones, pero que no quita el afán por salir en la foto.
Y el dueño dice que sí y lo hace públicamente. Basado en el proyecto de las licencias de la Euroliga y sin conocer exactamente cómo y cuánto va costar la ampliación de 4.000 asientos, el diputado general afirmó públicamente cuál va a ser su obra faraónica que le hará pasar a la posteridad «Todavía no podemos hablar de plazos ni de presupuestos porque hemos pedido un proyecto al Baskonia. Le hemos solicitado concreción, por lo que cuando nos lo presente empezaremos cuanto antes. Ya hemos mantenido una reunión con el TAU sobre el asunto, además con la nueva fórmula de entrada en la Euroliga, queremos decir que estamos absolutamente volcados con esta reforma» 
