miércoles, 12 de marzo de 2008

¡Reservar o no reservar, he aquí la cuestión!

Según parece poco se juega el Baskonia en el partido contra el Aris y eso se percibe en el ambiente. Error. El propio Herbert Gordon habla de que no tienen nada que perder y Spahija filosofa sobre el planteamiento al que le gusta jugar. Entre tanto hay jugadores que se van a reservar confiando en que no serán necesarios. ¿Son estos unos buenos augurios para el quinto partido de abono?


Para comenzar no me parece bien que se reserven jugadores. Desde mi punto de vista si el jugador tiene el alta médica debe jugar. Otra cosa es que lo haga 5 o 30 minutos. Comprendo que un jugador sin ritmo o con una lesión larga no pueda forzar lo que otro con 20 partidos en sus piernas. Sin embargo reservar o no tomar riesgos son palabras a evitar en un equipo que por definición quiere ganarlo todo. Sobre todo porque es un cambio de criterio en siete días. En la jornada cuarta del Top 16 James Singleton jugó 20 minutos con sólo dos entrenamientos. Era necesario. Es cierto que la situación clasificatoria era distinta que la de esta semana pero la presencia y la actuación de Singleton dieron relevancia al partido. Se tenían que correr riesgos. Era un choque muy importante. Sin embargo una semana después Vidal y Singleton no van a jugar. El primero para evitar recaídas y el segundo porque llega de un viaje muy largo después de superar una lesión difícil. No estoy en contra de la precaución pero esta decisión no ha debido tomarse de esta manera. En el partido deberían estar todos vestidos de corto para que el equipo, que no destaca especialmente frente a los rivales inferiores, se tome este partido como el del Lietuvos. Esta decisión hace que el jugador piense que este choque es más fácil porque el entrenador reserva hombres y pierda algo de concentración y motivación. Lo correcto, para mi, en este caso sería calentar con todos y luego, durante el partido, decidir si juegan o no. Así todos, locales y rivales, estarían con los machos prietos durante el choque.

Creo que éste es un partido muy importante y complicado. Difícil ya que, según hemos leído y escuchado, estas semanas en las que se han disputado cuatro partido en el Fernando Buesa Arena conforman una de las fechas más importantes del año. En este espacio de tiempo el equipo ha podido entrenar como si fuera un conjunto que no tiene competición europea. El grupo, por tanto, estará más cansado y menos activo. Eso es un punto a favor del Aris. El hecho de que James y Sergi no estén en la rotación es otro punto a favor del equipo griego (faltas, cansancio, etc) Un tercer 'primi' para los helenos son los problemas que arrastra Tau para imponerse a los equipos de menor calado si no rompe el partido antes del descanso. Afortunadamente creo que Baskonia saca varios cuerpos al Aris. Si controla la salida griega tiene atado el 75% del partido.


El partido es importante porque hay que dejar claro a los siguientes rivales en Euroliga que Baskonia es el primer equipo que se ha clasificado para los cuartos de final de la competición. No debe haber fisuras ni irregularidades cuando se es candidato a la F4. Y más cuando el partido se juega en casa. Y aún más si el factor cancha de la próxima ronda de cuartos de final está de tu parte. Una derrota frente al Aris dejaría un reciente halo de esperanza palpable al Partizan o al Montepaschi (no hablo del Panathinaikos ya que el factor cancha para un equipo así es relativamente superable) Y llegados a este punto, incluso si Panathinaikos acaba segundo en su grupo, donde la competición es tan ajustada cualquier factor, ventaja o condición favorable por pequeña que sea puede llegar a ser determinante.

domingo, 9 de marzo de 2008

¿Por qué todo el mundo quiere quedarse con los temporales?

Cada vez que hablo con aficionados del Baskonia de aquí o allá todos tiene un punto de coincidencia sobre el equipo, nunca se desharían de los temporeros. De hecho es difícil ponerles de acuerdo si Planinic es un chupón o un genio, si Pablo es un descerebrado o el alma del equipo, si Tiago vale o no vale para ser el jugador franquicia o si Rakocevic es o no el tirador que necesita el equipo. Pero de un tiempo a esta parte la mayoría de los aficionados se quedaría con los temporales en detrimento de los fijos. Desde luego es un hecho curioso que se valore más la aportación de los que viene a suplir una lesión y teóricamente son jugadores inferiores.


Esta conversación surgió durante el Tau-Murcia del pasado fin de semana. El partido, que dio más para hablar que para ver, nos dejó claro que Tau economiza fuerzas y que sólo al final se puso duro en defensa para ganar a un equipo de menor entidad. Mientras eso se producía, vimos sobre la cancha a Muoneke, Roe y Fajardo. Fajardo debió quedarse y es lo mismo que deben hacer con Muoneke. Todos coincidieron. Vaya por delante que los temporales son eso, temporales y por ello tienen una fecha de caducidad una vez que se haya cumplido el tiempo de baja y de recuperación de ritmo establecido. Reflexionemos un poco más sobre ello.

Según esta teoría, la que se queda con los temporeros, hoy en día tendría 12, 13 o 14 jugadores en un equipo compuesto por Arslan, Fajardo, Johnson, Roe y Muoneke. No digo que sean malos jugadores pero el hecho de que sean temporales y que este mundo sea profesional les pone la etiqueta de kleenex: usar, agradecer los servicios prestados y recuperar al jugador titular de la plaza. No hay que olvidar que el jugador sustituido es mucho mejor que el sustituto. De no ser así no se comprendería cómo un jugador de esa calidad (el sustituto) no tiene un equipo estable y se le firma sólo uno, dos o tres meses de contrato.

Arslan, Fajardo o Muoneke dieron buenos y grandes minutos al Baskonia pero no se pueden comparar a Planinic, Splitter o Singleton. Además estos jugadores rindieron, a mi juicio, porque estuvieron en un gran equipo que, entre otras cosas, también esconde los errores y las carencias (o si no que se lo pregunten a Teletovic) Pero ¿por qué entre la afición y la prensa se valora tanto el trabajo de los temporales?

Creo que la perspectiva es la respuesta a la pregunta. Cuando se espera muy poco de un jugador y éste cumple su trabajo (para lo que se le ha fichado) parece que ha llevado a efecto mucho más de lo que se le había asignado. Así, instantáneamente, se produce una simpatía tal que hace olvidar el trabajo que venía realizando el otro jugador. El jugador sustituido, por el que se ha apostado desde un principio, tiene contrato garantizado. Así que por no perder al gran temporero y por no dárselo a un posible rival la solución que se nos ocurre es que se acople al equipo de alguna manera. Mejor que sobre que no falte.

No hay que olvidar que se ficha a un jugador temporalmente para suplir y tanto si lo suple bien como si lo suple mal el otro jugador es el que tiene el caché y la calidad. Igualmente el jugador temporal apenas tiene responsabilidad con lo que juega algo más suelto en un equipo que cubre sus carencias. Sino respóndanme a esta pregunta: ¿Cuántos de esos temporeros que nos hemos querido quedar han fichado por grandes equipos? Y en el caso de que lo hayan hecho ¿Han vuelto a triunfar?

Asímismo es muy difícil encontrar un temporal con las mismas características de jugador a sustituir. Esto nos lleva a que el equipo debe jugar de otra manera a la prevista en un inicio. También cabe otra opción, la más común, el equipo es el que obliga al temporero a jugar de otra manera por lo que ya no es el jugador que se ha fichado. Un ejemplo ¿a quién pondrían en su equipo dentro de 7 partidos (los que le quedan de contrato al nigeriano) a Muoneke a Singleton?

Una última apreciación. Si como Panathinaikos el Baskonia se quedara con todos. ¿Dónde juegan? ¿a quién sustituyen? ¿En qué campeonato cogen el ritmo necesario? ¿Quién les paga un sobrecoste si al fin y al cabo son prescindibles? Recuerdo que no son superestrellas (como en Panathinaikos) y que muy pocos (de no ser españoles y por el cupo) firman no jugar durante gran parte de un año porque eso es perder dinero futuro y me da que el en Baskonia y en la casa de los temporeros se mira mucho el céntimo.